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Wednesday, January 21, 2009

El poder más grande de la humanidad.



Al asumir este 20 de enero de 2009 la presidencia de los Estados Unidos de América, este nuevo, joven, y negro, abogado, Barack Husseín Obama, cuyos nombre y apellido ya de por si constituyen un paradigma tan revolucionario como el color de su piel en el status político de los rubios Clinton, Bush, Mc Cain, Kennedy, etc. etc. me vienen a la mente los conceptos expresados en una conferencia a la cual asistí invitado como ponente, en Venezuela, durante un Congreso de Inteligencia Emocional. En ella, y bajo el título El Poder más grande de la Humanidad, recreaba los grandes rasgos y virtudes de ese gran líder llamado Mahatma Gandhi, extraídos del excelente libro escrito por Dominique Lapierre y Larry Collins, "Esta noche, la libertad".

Casualmente era también un mes de enero, un 18 de enero de 1948, cuando el viejo líder que cinco meses atrás había obligado al imperio británico a reconocer por escrito la independencia de su país, estaba agonizando recostado sobre su jergón, en el piso de Birla House, en Calcuta. Y desde Calcuta, la ciudad con fama de ser la mas brutal del mundo entero, nuevamente desafiaba la historia. Había logrado lo que ningún hombre sobre la tierra ha sido capaz de lograr: independizar a su país del dominio extranjero, sin levantar una sola arma. Pero aquello no era suficiente para él; ahora, aquel “faquir medio desnudo” como despectivamente lo llamaba Sir Winston Churchill, estaba librando otra batalla; y esta vez no era contra los ingleses invasores, sino contra la intolerancia de su propia gente.

¿De qué le servía haber independizado a su país del dominio extranjero, si no había podido liberarlo del odio entre su propio pueblo? ¿De que les servía haber logrado la libertad, si no podían vivir en paz? Hindúes, musulmanes, sicks, y sus amados “intocables” todos eran iguales ante los ojos del Mahatma. Un paradigma difícil de entender para quienes protagonizaban, entre ellos, la más espantosa carnicería humana. Pero él era un vendedor de sueños; y sueños que pese a la locura de su inmensidad, se hacían realidad. ¿Cómo no creerle? A las 12:45 horas de aquel mismo día de enero, y luego de haber resistido 121 horas y 30 minutos sin ingerir alimento alguno, los dirigentes del Comité de Paz, formado por todos los representantes de aquel mosaico de razas, credos, idiomas y castas que incluía a más de 400 millones de almas, habían firmado el documento exigido por él –comprometiéndose a restaurar la paz, la armonía y la fraternidad entre todas las comunidades -como requisito indispensable para finalizar su huelga de hambre. ¡El dictador de la Paz, había ganado otra batalla! ¡Y otra vez había triunfado, simplemente, con el poder de su mente! ¡Con el Poder de su Imaginación!

El periódico News Chronicle de Londres, afirmaría horas más tarde: “El misterio y el poder de un frágil anciano de setenta y ocho años conmueven al mundo y le dan una nueva esperanza. Gandhi –añadía –ha manifestado un poderío que puede tornarse superior al de la bomba atómica y que Occidente debe considerar con envidia y esperanza”. ¡Qué fácil hubiera sido eliminarlo si Gandhi hubiera disparado un solo tiro! ¡Qué fácil si hubiera matado o agredido físicamente a uno de sus adversarios! ¡Y cómo hubiera cambiado la historia en aquel continente! Pero aquel diminuto hombrecito no luchaba con las armas convencionales; contra él no servían los fusiles, las bombas, los obuses, los cañones.. Enfrentaba a sus opositores con la palabra, los desarmaba con la razón; los vencía con la paciencia, la tolerancia, el ayuno y la oración. Su campo de batalla era su mente; era un estratega de la Inteligencia emocional. Por ello no se atrevían a destruirlo; había que destruir un sueño, un ideal, unas ideas. ¿Con qué se destruye eso? Se preguntaban. No tenían armas para esa clase de guerra. No tenían armas para destruír El poder mas grande de la humanidad..!

La era Obama.


Confieso que desde que comencé a usar mi razón para tratar de entender algunas cosas de las no muchas que he podido entender hasta ahora, ha ido creciendo en mi una creciente admiración por aquellos hombres que a punta de inteligencia, convicción, razonamiento y pasión, han marcado una especial presencia dentro de la historia de la humanidad. Si bien es cierto que Obama aún no ha tenido el tiempo suficiente como para dejarnos un legado especial, mas allá del no menos importante hecho de haber llegado en tan corto tiempo y a tan corta edad a ocupar el cargo más prominente en el más prominente país del mundo, ya nos esta dejando una lección. Pero hay otra aún más importante. Ese SI PODEMOS, que fue motivo de su campaña electoral, representa el SI PODEMOS del espíritu indomable de los miles de hombres, mujeres y niños negros, ayer estigmatizados, golpeados, segregados, linchados, y quemados en la hoguera de los más salvajes radicalismos. Y es esta misma gente, y esta misma lucha, la que nos deja una tercera gran lección, desde Estados Unidos y para el mundo entero: el rescate de la madurez de un pueblo que, consciente de ser una gran nación, ha superado sus propias debilidades y miserias para reencontrase consigo mismo y enriquecerse con sus mas sagrados valores; la tolerancia, la inclusión, la convivencia, la inteligencia.

Hace tan sólo cinco décadas atrás, los mismos hombres blancos que hoy han llevado a Barack Obama a ocupar el asiento más destacado dentro de la nación estadounidense, le negaban el asiento en un autobús del transporte público, al color de su piel. Barack Obama representa mucho más que un hombre y un color: es el despertar de un sueño hecho realidad; la encarnación de lo que plasmó Martin Luther King en su encendido discurso, y lo que simbolizó la rebeldìa de Rosa Park en aquel autobús.

El mensaje de la responsabilidad y la inclusión.

En su discurso de toma de posesión, el nuevo Presidente de los Estados Unidos ha dejado clara su visión sobre el compromiso de su nación para consigo misma y el resto de la comunidad internacional, pidiendo el inicio de "una nueva era de responsabilidad" de los estadounidenses en sus vidas y de su país para el mundo. "Lo que se nos pide ahora es una nueva era de responsabilidad, el reconocimiento, por parte de cada estadounidense de que tenemos obligaciones hacia nosotros mismos, nuestra nación y el mundo", dijo Obama. Instó asimismo a los estadounidenses a retomar las "verdades" que han hecho a Estados Unidos la nación que es: el trabajo duro, la honestidad, el valor, la justicia, la tolerancia y el patriotismo.
















"Nuestra economía está muy debilitada como consecuencia de la avaricia y la irresponsabilidad por parte de algunos -advirtió enérgicamente -pero también por el fracaso colectivo en tomar las decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era". En el plano internacional, el nuevo presidente quiso desmarcarse de la administración de su antecesor, George W. Bush, afirmando: "A todos los pueblos y gobiernos que nos están viendo hoy, desde las mayores capitales al pequeño pueblo donde nació mi padre: Saben que Estados Unidos es un amigo de cada nación y cada hombre, mujer y niño que busca un futuro de paz y dignidad, y que estamos listos para ser líderes una vez más". Se refería al hecho de que su padre era de Kenia.
También se encargó de desmontar las bravatas y las agresiones unilaterales de la administración anterior, al recordar que Estados Unidos derrotó al fascismo y al comunismo "con alianzas sólidas y convicciones duraderas". "Nuestro poder sólo no nos puede proteger, ni nos da derecho a hacer lo que nos plazca", afirmó. Al mundo musulmán, el presidente le ofreció "un nuevo camino hacia adelante". "A los que se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño, y silenciando la disensión, saben que están en el lado equivocado de la historia, pero que les tenderemos la mano si están dispuestos a abrir el puño", señaló sabiamente en clara referencia a los regímenes autoritarios de Oriente Medio.

Si alguna gran lección nos dejan en común el Mahatma Gandhi y los afrodescendientes, es que los imposibles sólo están en nuestra mente; que los ideales son inmunes a las armas, y que a los líderes, aún cuando se los mate, no se les destruye! Y también, que el liderazgo se fundamenta en un conjunto de principios y convicciones que traspasan lo personal para instalarse en un colectivo, transformándose entonces, en la fuerza arrolladora capaz de dar vida a los sueños, y hacer posibles los imposibles!

¿De que otro modo explicar, si no, el que hoy millones de hombres y mujeres en el mundo, sin importar su credo, su idioma o su color, hagan suyo el mensaje de este joven hombre negro de 47 años, que los invita a soñar con un mundo mejor..?

Argenta Enero, 2009

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